viernes, 11 de septiembre de 2009

Cómo Ocurrió

Mi hermano empezó a dictar en su mejor estilo oratorio, ese que hace que las
tribus se queden aleladas ante sus palabras.

-En el principio -dijo-, exactamente hace quince mil doscientos millones de años,
hubo una gran explosión, y el universo...

Pero yo había dejado de escribir.

-¿Hace quince mil doscientos millones de años? -pregunté, incrédulo.

-Exactamente -dijo-. Estoy inspirado.

-No pongo en duda tu inspiración -aseguré. (Era mejor que no lo hiciera. Él es tres años más joven que yo, pero jamás he intentado poner en duda su inspiración.
Nadie más lo hace tampoco, o de otro modo las cosas se ponen feas.)-. Pero ¿vas a contar la historia de la Creación a lo largo de un período de más de quince mil millones de años?

-Tengo que hacerlo. Ese es el tiempo que llevó. Lo tengo todo aquí dentro -dijo, palmeándose la frente-, y procede de la más alta autoridad.

Para entonces yo había dejado el estilo sobre la mesa.

-¿Sabes cuál es el precio del papiro? -dije.

-¿Qué?

(Puede que esté inspirado, pero he notado con frecuencia que su inspiración no
incluye asuntos tan sórdidos como el precio del papiro.)


-Supongamos que describes un millón de años de acontecimientos en cada rollo
de papiro. Eso significa que vas a tener que llenar quince mil rollos. Tendrás que
hablar mucho para llenarlos, y sabes que empiezas a tartamudear al poco rato. Yo
tendré que escribir lo bastante como para llenarlos, y los dedos se me acabarían
cayendo. Además, aunque podamos comprar todo ese papiro, y tú tengas la voz y
yo la fuerza suficientes, ¿quién va a copiarlo? Hemos de tener garantizados un
centenar de ejemplares antes de poder publicarlo, y en esas condiciones ¿cómo
vamos a obtener derechos de autor?

Mi hermano pensó durante un rato. Luego dijo:

-¿Crees que deberíamos acortarlo un poco?

-Mucho -puntualicé, si esperas llegar al gran público.

-¿Qué te parecen cien años?

-¿Qué te parecen seis días?

-No puedes comprimir la Creación en sólo seis días -dijo, horrorizado.

-Ese es todo el papiro de que dispongo -le aseguré-. Bien, ¿qué dices?

-Oh, está bien -concedió, y empezó a dictar de nuevo-. En el principio... ¿De veras
han de ser sólo seis días, Aarón?

-Seis días, Moisés -dije firmemente.

Isaac Asimov

5 comentarios:

Silvana Tapia dijo...

¡Maravilloso! Hace reír y pensar, como de costumbre :)

Isaak dijo...

Chapó.

Bayo dijo...

Hola:

¡Excelente!

Asimov, una pregunta: Hace como 6 años leí la saga completa de Isaac Asimov, Fundación y leí un párrafo que nunca olvidaré. Quiero publicarlo en mi blog, pero olvidé el libro dónde se encontraba (era el 4º, 5º o 6º). El párrafo hablaba sobre nuestra sociedad, hecha para las mujeres. Decía que el hombre era nómade, pero que el mundo se había hecho para la tranquilidad de las mujeres: creando instituciones que le dieran seriedad a las parejas (matrimonio), desarrollando ciudades con lugares fijos (casas, hospitales), etc.

¿Te acuerdas de haberlo leído? ¿Te acuerdas de que libro es? Quizá, estoy confundido y lo leí en la saga de Frank Herbert, Dune.

Saludos.

Bayo

asimov dijo...

Lo siento, pero no he leido esa saga. Yo me inicié y continué leyendo la divulgación científica de Asimov, no su ciencia ficción. Ahora estoy leyendo algunos títulos de ese género.

salu2.

Bayo dijo...

Hola Asimov:

Como me decías en esta entrada sobre la palabra "pueden", ahora me toca a mi decirte algo:

No leer la saga Fundación, de Isaac Asimov, es un crimen.

(Si entendí a lo que te referías, pero no me gusta ser tan concluyente en mis afirmaciones, por eso ocupé la palabra "pueden").

Saludos.

Bayo