martes, 8 de septiembre de 2009

Contracorriente

Pascal Boyer, uno de los proponentes de la ciencia cognitiva de la religión, considera que "desde la infancia, los humanos establecen importantes y perdurables relaciones sociales con carácteres ficticios, amigos imaginarios, familiares fallecidos, héroes invisibles y parejas fantaseadas" y que "existe un pequeño paso desde aquí hasta la conceptualización de los espíritus, los ancestros muertos y los dioses, que no son visibles ni tangibles". En consecuencia, las esperanzas para expandir el pensamiento racional universalmente serían escasas, consideradas estas ancestrales resistencias en nuestros sistemas cognitivos: "mejor un sacerdote que un brujo".


Como niños, estamos mejor preparados para comprender la teoría medieval del "impetus" que la relatividad de Einstein, o para aceptar el "diseño inteligente" en lugar de la teoría de la evolución darwiniana.

El pensamiento racional, como la ciencia, es difícil de obtener. ¿Pero éste es un argumento para dejar de perseguirlo? El hecho de que nuestra ciencia intuitiva sea, en realidad, tan poco científica, no es un argumento para que reforzemos esta ignorancia con clases de alquimia o diseño inteligente en las escuelas. ¿Por qué habría que hacer una excepción permanente con las creencias llamadas "religiosas"?.

Pienso que merece la pena el intento. . .

Fuente: revolucionnaturalista.com

2 comentarios:

Unknown dijo...

Por ahi dicen que a eso se debe el hecho de que existan más creyente o mejor dicho, que el creer sea más facíl que pensar.

Saludos

Mar_o

Miguelo Arencibia dijo...

Cada uno decide, llegado un momento de su vida, entre usar la razón o seguir viviendo en compañía de seres ficticios (dios, ángeles, monstruos del averno, Blancanieves...). Las circunstancias pueden determinar el signo de esa decisión, pero también la curiosidad del individuo y su escepticismo.
http://tartardesalmon.blogspot.com/2009/03/el-rayo-azul.html