jueves, 29 de noviembre de 2007

Si dios no existe.

Esa es la cuestión. ¿Cómo es posible que tantas personas, pues llegan a ser millones, estén todas equivocadas? La mayoría creen en un Dios o varios dioses, eso es una realidad, no de ahora, digamos que desde los tiempos primitivos, cosa que ahí si se podría decirse que fuese normal. Pero, ¿por qué? Hagamos la pregunta al contrario. ¿Por qué ellos creen en un determinado Dios? ¿De donde les viene esa creencia? ¿Ellos nacen ya con ella? ¡NO!

Todos los seres humanos, en la práctica, nacen ateos. Una criatura recién nacida nada sabe de religiones. No tiene ninguna idea de Dios (dioses), pero tampoco de quien es su madre y padre, aún más, de que ella misma es una criatura. El conocimiento y la consciencia vienen con la experiencia. Las personas en general, reciben “su fe” en las más tiernas de las infancias y durante la educación, por lo que son puntos claves para el fin que persigue. Si esto no fuese verdad, entonces los demógrafos (que estudian estadísticas populares), no serían capaces de crear esos bellos mapas coloridos que vemos en los atlas y libros de geografía, mostrándonos la distribución de las religiones mundiales. Las religiones, infelizmente, continúan siendo mayoritariamente enseñadas en las escuelas. Pongamos un solo ejemplo. En España hay una gran lucha para irradicar esa fatídica práctica, pues comienza por perjudicar y atrofiar las mentes infantiles y los cofres públicos al ser esta sustentada obligatoriamente por todos los ciudadanos, estén o no de acuerdo con el polémico y dichoso Concordato que en realidad no ha firmado ningún ciudadano del país, sean estos creyentes o ateos… ¡ah!, sí, sus representativos y democráticos políticos…

La practica religiosa está firmemente arraigada en todas las sociedades y mismo personas que no se consideran “religiosas”, acostumbran a admitir que hay un dios, o por lo menos en el sentido de una “realidad superior”.

Desde luego, no estamos diciendo que todas aquellas personas que creen en un determinado Dios sean idiotas, ignorantes, etc., algunas de ellas, curiosamente son pero que muy avispadas… Como se ha comentado, las religiones son un fenómeno social, y esos asombros sociales son muy difíciles de cambiar. Veamos este ejemplo. Hasta no hace mucho era universalmente aceptado en todas las culturas, (aunque algunas de ellas lo nieguen) que los hombres son intelectualmente superiores a las mujeres. En toda la historia humana ha habido papeles masculinos y papeles femeninos y el papel del macho siempre ha sido el dominante. Aún hoy eso es una norma en muchos casos, ¿cuántos jefes de estado son mujeres?; se cuentan con los dedos de una mano y sobran. Para la mayoría de nosotros en la actualidad esta actitud es, además de obviamente errada, son estúpida. Por supuesto, a esos deberíamos como mínimo llamarlos de antropopitecos, argumentan que desde tiempos inmemorables el hombre siempre creyó en poderes superiores y que, por lo tanto tal poder DEBE existir. Llegan también a la conclusión de que las mujeres son inferiores a los hombres… ¡porque siempre fue así…!

El ejemplo más típico lo tenemos en el propio cristianismo. El catolicismo tiene “misteriosamente” a 3 dioses en uno, pero los 3 son literalmente del género “masculino”, aunque el que hace el papel de tercero sea “una paloma”, se supone que dentro de la ornitología sea macho… (¿?). Así mismo, digamos que para salirse por la tajante, tienen a la denominada mujer llamada “Virgen María” pero es como un “dios” intermediario. En las ramas protestantes ahí todo el contenido es más machista ya que para esos 3 dioses parece ser que ni el propio Jesús tuvo madre que lo pariera en la Tierra, al no hablar nunca de ella.

Mudar la actitud en relación a las mujeres no ha sido fácil y el preconcepto persiste, aunque mucho se haya hecho y continúa haciéndose en estos 2 últimos siglos. Así pues, mudar las actitudes en relación a las religiones, también resultan ser muy difíciles. Es obvio, las personas están mudando, pero es un proceso lento y una lucha constante.

Para reforzar este argumento vamos considerar la idea de que la Tierra es el centro del Universo. Los objetos celestes parecen girar en tono a ella. El trabajo conjunto de Copérnico, Kepler y Newton, cada uno en su tiempo demostró que es la Tierra la que gira alrededor del Sol. Pero, mismo así, muchos no lo creyeron. A empezar por la iglesia católica hasta el punto de asesinar a Giordano Bruno por defender esa y otras teorías. Así mismo pasó mucho tiempo hasta arraigar la creencia de que la Tierra NO era el centro del Universo. A todo eso sería ridículo decir que todas esas personas fuesen idiotas.

Los medios de difusión, del pasado y aún los del presente, tienen enormes poderes sobre el pensamiento humano y en particular y concretamente sobre personas con pocas instrucciones. Es común deducir que en sociedades muy religiosas hay más teístas y dogmáticos que en grupos con un nivel cultural superior. Es por eso que la ignorancia produce certezas, en cambio el conocimiento creciente lleva las dudas a esos mismos creyentes, pero infelizmente no a todos.

Desde hace mucho las religiones han servido para moderar los impulsos humanos, sobretodos aquellos que pertenecen a una clase social menos favorecidas. Denunciamos los prejuicios que el mundo ha sufrido (y continúa sufriendo) con el rebajamiento mental impuesto con las creencias y supersticiones religiosas con el cual el conocimiento sufre un retroceso descomunal.

Por supuesto, el género humano se ha dejado llevar por las creencias y practicas religiosas sin que ningún beneficio le haya podido aportar o retribuir. El hombre lo ha hecho todo por sí mismo, a pesar de su religiosidad. Aquí las únicas clases beneficiadas realmente han sido las de los cleros que ellas representan.

Los filósofos griegos y romanos fueron grandes maestros de la moral cristiana y de su consolidación, sin que para eso creasen empresas, negocios o castas. El cristianismo existió antes del supuesto Jesucristo y ya predicaba la moral anterior al drama del Gólgota. La tal cacareada moral cristiana no vino del personaje de Jesús, ni tampoco de los evangelios, ella nació de las tendencias naturales para el perfeccionamiento del hombre.

Si no hubiese ocurrido la destrucción sistemática de la antigua biblioteca de Alejandría y muchas otras llevadas a efecto por el clero con las intenciones de preservar sus habituales intereses, hoy sería posible comprobar con documentos en manos de que la moral anterior al cristianismo era mejor de la que ellos han predicado.

De esta manera se vería que la moral jamás fue patrimonio de castas o de individuos, siendo pues, una lenta conquista de la humanidad, con o sin religiones y mismo en contra de ellas. Es por eso que el mundo se racionaliza continuamente y avanza siempre en el sentido de su perfeccionamiento, no siempre el que deseamos, por supuesto. La razón nos demuestra lo que debemos a nuestros medios sociales, independientemente de la fe y religiosidad.



Para justificar la posible aparición de Jesús, fue necesario recurrir a una moral que, obviamente, ya era un patrimonio de la humanidad. Jesús fue actor, no autor. El cristianismo apenas sistematizó e industrializó esa vieja moral, estableciéndola como un sustancioso comercio, que aún perdura. La iglesia es responsable por la desfiguración de esa moral. Había la moral de la propia moral, que fue sustituida por “la moral bíblica”, en que solo si eres bueno, es decir, imbécil, ganas el paraíso celestial…

Así mismo, como libres pensadores y ateos, para finalizar este artículo sobre la NO existencia de dioses y como estamos en occidente tenemos que dirigirnos al cristianismo, tanto católico como protestante presentándoles este simple cuestionario al ellos insistir tanto sobre la cuestión:

1 – ¿Y si ese vuestro Dios no existiese? ¿Y si estuvierais buscando como en un cuarto oscuro un gato negro no está allá?

2 – Según vosotros, ¿cual Dios se debe buscar? Porque resulta que los creyentes presumen, como si fuese obvio, que es el de ellos el que “debemos” encontrar…

3 – ¿Por cuánto tiempo debemos esperar por una respuesta del Dios cristiano (al haber tantos) ante de tentar buscar otros? ¡Pero como el del cristianismo es el único…, ahí está el dilema!

4 – ¿Qué es lo que queréis decir con: “buscar con intensidad, de corazón”? ¿Cuál es el método? ¿Será que nos falta la capacidad de alucinación que vosotros tenéis? ¿Será que nos tenemos que forzar bastante para volver a creer otra vez en el Papa Noel?

5 – ¿Por qué ese supuesto Dios complica tanto las cosas y se esconde de nosotros los no creyentes? ¿Por qué presumen de que él solamente se manifiesta a quienes ya decidió creer que existe? Si ese Dios realmente nos quisiera decir alguna cosa ¿por qué no se dirige a cada uno de nosotros sin intermediarios, de forma clara, explicitas y sin misterios? ¿Por qué tenemos que implorar y rebajarnos como hombres sapiens que somos por su supuesta atención?

6 – ¿Cómo es posible tener que “aceptar a Jesús” si no creemos en él? Lo lógico sería que ese determinado Dios se nos aparecería y entonces, talvez, creeríamos y solo después ver las pruebas contundentes y fiables.

7 – ¿Cómo distinguir la supuesta manifestación de ese determinado Dios ante tantos engaños habidos y por haber en el mundo? ¿Cómo saber que el Dios bíblico no pertenece a otra religión? Recordemos que Jehová es el mismo del judaísmo. ¿O será él el propio diablo? ¿O algún extra-terrestre poderoso?

8 – ¿Por qué tenemos que creer cuando vosotros afirmáis : “haber encontrado a Jesús”? ¿Qué pruebas fiables tenéis para presentarnos además del relato de “los sentimientos y la fe”, esos mismos que pueden llegar a ser alucinaciones o ilusiones auto introducidas en vuestros ya de por sí lavados cerebros?

9 – ¿Por qué vosotros los creyentes, y nos referimos concretamente a católicos y diferentes ramas del protestantismo, siempre que nos abordáis con aires superiores de quienes traen una revelación auto-evidente, delante de la cual deberíamos caer de rodillas y alabar a ese hipotético Señor? ¿Por qué vosotros os ponéis tan cabreados, irritados, cuando insistimos en encontrar defectos en esos absurdos dogmas y exigimos pruebas palpables aclaratorias? Pero, ¿por qué vosotros no veis vuestras propias ignorancias, o como dice la Biblia: la propia viga en vuestros ojos?

10 – ¿Cómo vosotros podéis afirmar de que nosotros “repudiamos a Dios” , que hemos “cambiado a Dios por los placeres del mundo”, o que estamos “sublevados contra Dios”, si no creemos en él? ¿Será que nosotros nos podaríamos sublevar contra el Papa Noel, Apolo, Zeus, Isis y tantos otros del pasado.

En conclusión, los creyentes, de toda y cada cual de las muchas sectas existentes, se cierran de tal manera en sus limitados mundillos, visiones estrechas sin llegar a concebir que otras muchas personas piensen diferentes sin estar “negando a ese supuesto Dios”.

Zerimar Ilosit. Noviembre de 2007

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